¡Haz lo que buenamente puedas! Ese es el primer mejor consejo que te puedo dar sobre la lactancia -ya sé que no me lo has pedido, pero te lo regalo. Seguro que estás harta de que te digan cosas y si, con suerte, no lo estás, mucho mejor- Y seguido a este te digo: 'Lo vas a hacer lo mejor que puedas, así que tranquila. Cuanto más tranquila estés mejor.'
Muchas mujeres se sienten juzgadas por la opción que escogen o con la necesidad de justificar por qué alimentan a su criatura de un modo u otro, como bien dice Laia Agilar en su libro 'Conoce tu posparto, 40 días y 500 noches'. Y es que es verdad. Al menos, yo sentía la necesidad de dar explicaciones por hacer lactancia mixta (leche materna y leche artificial) y no dar sólo teta. Porque en mi caso fue así. No pude. Aunque quería, pero no pude porque finalmente me hicieron una cesárea. Y sólo teta fue imposible.
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El eterno dilema. ¿Le das teta o bibe? Yo de los dos: teta y bibe. Aunque en realidad, la pregunta sería: ¿qué has podido hacer? ¿Cómo lo alimentas? ¿has podido darle pecho? A veces no se puede, aunque se quiera. Normalmente, está lo que se planea y luego está lo que sucede.
He escuchado miles de historias en este sentido. Y es que el tema de la lactancia puede resultar ser de lo más complicado cuando te conviertes en mamá primeriza, como me decía Fani, mamá primeriza reciente; 'Para mí, la alimentación es uno de los principales dilemas desde que ha nacido mi bebé. Ha sido lo más complicado. Todo un aprendizaje desde el principio'. O puede ser sencillo como le pasó a Alejandra. Es todo es fácil y fluido. La criatura se agarra bien al pecho, y está todo hecho. Lo que hay que tener claro es que la lactancia materna es un acto instintivo para el bebé pero no para la madre. La madre necesita aprender.
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Eché mucho en falta el apoyo a nivel profesional en el hospital y durante el embarazo. En los cursos preparto nadie te explica en detalle qué sucede si tienes una cesárea o las posibles consecuencias si quieres dar pecho tras una cesárea (que hay que recordar que es una cirugía mayor y que te cortan 7 capas para poder sacar a la criatura. Ojo al dato, señoras. Sí, sí 7 capas de tu cuerpo).
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Además, en el hospital nos volvieron locos a Raúl y a mí. Entre las matronas, las enfermeras y las ginecólogas. Cada una nos decía una cosa y cada una te daba una visión de la realidad, de su realidad - acordémonos que la realidad es propia y que los hechos son objetivos - Total. Fue de locos. Así fue mi comienzo de lactancia. De locos literal.
Con suerte, Eneko se cogía bien al pecho pero al tener peso bajo (nació con 2,380) le costaba mucho succionar. Así que, le bajó el azúcar, y la pediatra decidió darle biberón para evitar ingresarlo ¡Y menos mal!. Al día, las matronas nos miraron como si hubiéramos matado a alguien. ¿Le habéis dado biberón? Nosotros estábamos flipando. ¡Pues claro que sí! ¿Cómo no se lo íbamos a dar? ¿O es que era mejor ingresar al bebé por no darle biberón? Vamos, de locos. Además, si lo ha dicho la pediatra, pensaba yo. ¿Pero le quieres dar pecho? - me decían. Sí, respondía. Pues vamos a ello y me ponían al bebé al pecho para enseñarme las diferentes posturas que podía hacer con la herida de la cesárea. Desgraciadamente, no son muchas.
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Cierto es que yo tenía ese miedo: ¡va a dejar de mamar!. En realidad, creo que te lo generan desde fuera: ¡ten cuidado! ¡va a dejar de succionar si le das bibe muy pronto! Ojo, seguro que hay casos de este tipo, pero, por suerte, no fue el nuestro. Eso sí, yo tenía miedo a eso: a que el bebé dejara de mamar. Las hormonas tampoco ayudaban mucho en esos momentos. Es una fiesta de emociones importante. Como estás arriba, estás abajo. Y yo, al menos, lo vivo todo con intensidad.
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Y si no va bien desde el principio, es importante estar segura de que lo quieres hacer. Porque es duro, tanto mental como físicamente. Hay que estar fuerte, tener apoyo de tu pareja y confiar en ti. Tener confianza y pensar que tus pechos están diseñados para eso. Porque habrá momentos en los que tu pareja y familia te animen a dejarlo. Y desde su punto de vista, seguro que es normal porque no les gusta verte sufrir ni pasarlo mal, cosa que puede suceder. Puede resultar intenso y muy agotador. Las tomas se pueden juntar, tú estás cansada, nerviosa, duermes muy poco, y estás irritable. Además, preocupada por tu criatura y preocupada por su alimentación.
❤ Infórmate bien desde el embarazo. Como en todo, cuanto antes mejor.
❤ Confía en ti. Sólo tú puedes saber qué quieres hacer con tu cuerpo y con tu bebé. Lo que hagas bien hecho está.
❤ Busca grupos de lactancia y haz tribu. La tribu es un tema esencial cuando te conviertes en mamá. Te sentirás comprendida y acompañada. Busca tus iguales. Serán tus nuevas amigas-madres y las querrás con locura. Trust me.
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